MIAMI.– Tras conocerse el fallecimiento del papa Francisco el lunes, el arzobispo de Miami, Thomas Wenski, emitió un comunicado oficial en el que valoró el pontificado del primer líder de la Iglesia católica latinoamericano y subrayó su carácter transformador.
El papa argentino, apasionado por el fútbol y defensor de la teoría de la inclusión, murió a los 88 años en su residencia de Casa Santa Marta en el Vaticano, debido a un derrame cerebral e insuficiencia cardíaca, según informaron voceros de la Santa Sede.
Pontificado marcado por ‘primicias’
Monseñor Wenski enfatizó que el legado del pontífice quedará definido por una serie de hitos sin precedentes.
“Francisco fue el primer papa jesuita, el primero procedente del continente americano, el primero en dirigirse al Congreso de los Estados Unidos en sesión conjunta y el primero en otorgar cargos de alto rango en la Curia Romana a mujeres”, expresó Wenski.
Estos elementos, según el arzobispo, señalan una apertura y una renovación significativas dentro de la Iglesia.
La muerte del papa ocurrió poco más de dos meses después de haber sido hospitalizado por neumonía doble, diagnóstico que había provocado su reclusión médica más larga durante los 12 años de papado.
Cercanía y misericordia
Más allá de los logros históricos, Wenski remarcó que la esencia del papado de Francisco residió en su forma de actuar en el mundo. Lo describió “como un ‘pastor con olor a oveja’, dispuesto a llevar la Iglesia a las periferias físicas y existenciales”.
Recordó la exhortación apostólica ‘La alegría del Evangelio’, en la que Francisco manifestó su preferencia por una Iglesia “herida, sucia y golpeada por salir a las calles”, en lugar de una “enferma por encierro y comodidad”.
Wenski también resaltó la visión de Francisco de la Iglesia como un “hospital de campaña”, llamado a ofrecer la “medicina de misericordia” a todos los necesitados.
“La Iglesia, insistió el Papa Francisco, no es solo enseñar, sino actuar, abrazar a los que están en la periferia”, rememoró el arzobispo.
El pontífice había realizado su última aparición pública el Domingo de Resurrección, cuando ofreció la tradicional bendición Urbi et Orbi (“Para la ciudad y para el mundo”) desde el balcón de la Basílica de San Pedro.
Aunque no dirigió la misa, Francisco, visiblemente decaído, saludó a la multitud mientras viajaba en su ‘Papamóvil’.
Compromiso social y estilo reformador
El comunicado de monseñor Wenski puso de relieve el firme compromiso del papa Francisco con los más vulnerables, en particular los migrantes.
Mencionó la significativa primera visita de Francisco fuera de Roma a Lampedusa, un gesto que marcó su papado. “Nunca se cansó de defender al migrante desplazado ni de abrazar a los marginados o excluidos”, afirmó.
El arzobispo también destacó el rechazo del papa a los símbolos tradicionales de poder, su sencillez personal al llevar su propio equipaje, evitar las limusinas y vivir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico.
“Vivimos […] no en una era de cambio, sino en el cambio de una época”, citó Wenski al parafrasear al papa y explicó que este estilo “desafió las ‘normas’ institucionales” e inspiró a muchos a “dar una segunda mirada a la Iglesia”.
Acotó que Francisco “tal vez era más apreciado por los que estaban fuera de la Iglesia que por muchos dentro”, aunque mantuvo continuidad con sus predecesores, como lo demuestra su encíclica ambiental “Laudato Si”.
Adiós al pontífice
El Vaticano anunció que el féretro será trasladado el miércoles a las 9:00 desde la capilla de Santa Marta a la Basílica de San Pedro, donde se expondrá durante tres días para que los fieles puedan darle el último adiós a Francisco.
El funeral se celebrará el sábado a las 10:00 en la plaza de San Pedro, con la asistencia confirmada de numerosos jefes de Estado y de gobierno, incluyendo a Donald Trump de Estados Unidos, Emmanuel Macron de Francia, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Giorgia Meloni de Italia, entre otros.
Tras la ceremonia, los restos del papa serán trasladados a la Basílica de Santa María la Mayor para su sepultura.
La reacción del arzobispo de Miami, monseñor Thomas Wenski, se suma a las condolencias y reconocimientos que llegan al Vaticano desde todas partes del mundo.