MIAMI.- María Fernanda Silva, directora de comunicaciones del comisionado Manolo Reyes, en una conversación íntima con DIARIO LAS AMÉRICAS, comparte el testimonio de una vida marcada por el servicio público. Con la voz quebrada a ratos, entre pausas y sollozos, recordó al líder que fue ejemplo de entrega, carácter y humanidad.
La relación que comenzó mucho antes del cargo
Fernanda Silva conoció a Manolo Reyes mucho antes de formar parte de su equipo. Lo entrevistó como reportera del Canal 41 cuando aspiraba por primera vez a la Comisión de la Ciudad de Miami, y más adelante, ya en la radio, lo buscaba con frecuencia como analista económico. También lo buscaba cuando tenía dudas ella misma sobre un acontecimiento relacionado con la economía. “Me sentaba con él y en 45 minutos me desmenuzaba todo con una sencillez admirable. Él se reía cuando lo llamaba tan temprano, pero siempre me ayudaba”.
En agosto de 2021, luego de nueve años de madrugar en la radio y tras recuperarse del COVID, aceptó unirse a su equipo. “No fue solo un cambio profesional. Me convenció su proyecto, su forma de servir y de trabajar. Sentí que ahí podía ser verdaderamente útil”.
“Te traje para que no me despiertes más”
Uno de los recuerdos más entrañables es también uno de los más divertidos. “Mi programa comenzaba a las seis de la mañana, y yo era de las que le escribía a las 6:30 a.m. para pedirle que saliera al aire. Como él nunca apagaba el teléfono, siempre respondía. Entonces yo le preguntaba, ¿estás dormido? Él respondía sin perder la calma: “estaba”.
Cuando empezó a trabajar con él, en la ciudad como directora de comunicación, Manolo le dijo en tono jocoso: “Te traje para que no me despiertes tan temprano”. Pero, en la práctica, siguió haciéndolo. “Yo era quien le programaba las entrevistas y muchas veces seguían siendo bien temprano. Él lo tomaba con humor, con esa sonrisa que lo caracterizaba”.
Un servidor infatigable
Reyes era incansable. Su agenda no daba tregua: reuniones, eventos, comisiones, galas comunitarias, visitas a los barrios, fines de semana, feriados. “Solo mirarla ya te agotaba. Pero para él era normal. Decía que ser servidor público era una responsabilidad que debía cumplirse todos los días, a toda hora”.
Su compromiso iba más allá de su distrito. “Si alguien lo llamaba por un caso social, por un problema de vivienda o de salud, no preguntaba si vivía en su zona. Él buscaba la solución. Su oficina era un centro de ayuda y él estaba en todo”.
Del micrófono a la calle
María Fernanda valora haber pasado del periodismo al trabajo directo con la comunidad. “En la radio informas, pero en la oficina de Manolo actuabas. Me sentí útil de una manera nueva. Veía de cerca cómo se buscaban soluciones concretas, cómo se tocaban vidas”.
Su experiencia previa como voluntaria en Argentina encontró un eco natural en el estilo de Reyes. “Él me hablaba de los comedores de los adultos mayores, a los desalojos. Siempre estaba haciendo algo por los demás. Y cuando yo encontraba un caso complicado, sabía que podía acudir a él”.
Un carácter firme y transparente
Uno de los rasgos que más la impresionó fue su integridad. “Siempre votaba a conciencia. No le importaban las presiones políticas ni los riesgos personales. Cuando se propuso subir pensiones a niveles desproporcionados, él se opuso. ‘¿Cómo voy a votar eso cuando hay gente que no gana ni 30 mil al año?’, decía. Y si los sindicatos le amenazaban con ponerle un contrincante, respondía: ‘háganlo, yo no cambio mi voto’”.
Un hombre que impactaba generaciones
Reyes no solo marcó a sus colegas, sino también a sus familias. María Fernanda recordó la reacción de su hijo adolescente cuando supo del fallecimiento del comisionado. “Me dijo: ‘Hay que honrarlo, mamá. Él murió haciendo lo que amaba’. Y agregó algo que aún me conmueve: ‘Siempre me decía que nunca dejara de luchar por lo que quiero’. Fue un momento muy emotivo”, relató entre sollozos.
“Muchos adolescentes y exalumnos nos dijeron lo mismo: que gracias a Manolo entendieron matemáticas, que por él se graduaron. Esa fue otra parte de su legado: el maestro incansable”.
Desde su rol como comunicadora, Fernanda Silva destaca su apertura con la prensa. “Siempre decía que un político no puede esconderse. Que incluso en los temas difíciles, su deber era dar la cara. Por eso era tan accesible. No es solo un título, él fue de verdad el político del pueblo”.
Una obra difícil de resumir
Mencionar una sola obra no alcanza. “El parque Shenandoah, la el memorial en el parque Bahía de Cochinos, el parque West End, los drenajes, la estación de bombeo de 35 millones de dólares… todo eso lo hizo con visión y entrega. Pero si tuviera que resumirlo en una sola frase, diría que dejó su distrito mejor de como lo encontró. Ese era su lema y su misión”.
El adiós al líder que se mantuvo firme hasta el final
A pesar de la enfermedad, Reyes siguió tomando decisiones. “Nunca dejó de estar al tanto. Fue un ejemplo de entereza y dignidad. Salió de la política como entró, con la frente en alto”.
La última vez que el equipo estuvo con él fue en noviembre, en un almuerzo de Acción de Gracias. “Nos dijo: ‘Tengo la mejor familia del mundo. Gracias. Ojalá que nunca nadie los separe’. Ese fue su último mensaje colectivo. Nos consideraba su segunda familia”.
La ciudad que pudo ser
Cuando se le pregunta cómo habría sido Miami bajo la alcaldía de Manolo Reyes, María Fernanda respondió sin dudar: “Hubiese sido la expansión de todo lo que hizo en el Distrito 4: más limpieza, más calidad de vida, más justicia social. Tenía la capacidad de negociar, de gestionar fondos federales y estatales. Hubiera sido un alcalde para la gente”.
Y concluyó, con la voz aún entrecortada: “Manolo Reyes no solo fue un gran político. Fue un gran ser humano. Nos enseñó que servir con honestidad, constancia y entrega no es solo posible, sino necesario. Su legado queda en cada calle renovada, en cada familia ayudada, en cada joven al que inspiró. Fue, es y será el político del pueblo”.